jueves, 23 de febrero de 2012

El gobierno español se burla de los hipotecados desahuciados




El gobierno español acaba de anunciar a bombo y platillo la propuesta que supuestamente solucionará el problema de aquellos hipotecados que al no poder continuar haciendo frente al préstamo bancario que han de devolver, no solo pierden la vivienda adquirida por ese procedimiento sino que la entidad bancaria prestamista les sigue cobrando las cuotas hasta la liquidación total del compromiso adquirido.

Si uno lee los titulares de la perrera mediática de hoy, se queda con la impresión de que efectivamente, se acabó el problema de las hipotecas impagadas, los consiguientes desahucios y el dogal al cuello que representa una deuda imposible de liquidar para aquellas familias que al quedarse sin ingresos, están condenadas a perder hasta el techo bajo el cual viven. Nada más lejos de la realidad, ya que lo que acaba de hacer el gobierno español es "recomendar", "sugerir" y "animar" a las entidades bancarias a aceptar de modo voluntario la dación en pago, esto es, la devolución de la vivienda y el cese de la obligación hipotecaria, y ello exclusivamente en los casos de familias en las que ninguno de sus miembros perciba ingresos de cualquier clase. Quedará por tanto al arbitrio de la entidad bancaria decidir si acepta o no el trato, y las condiciones en que se realizará este. El gobierno por su parte "estimulará" esta práctica mediante ventajas fiscales para la entidad bancaria que tenga tan generoso gesto con uno de sus vampirizados.

En definitiva y una vez más, la banca gana en todas las apuestas posibles: se quedará con la vivienda, con el dinero de la hipoteca ya pagado y además obtendrá sustanciosas regalías de Hacienda que evidentemente se cargarán al presupuesto público. Y todo ello, insisto, sin ninguna obligación por su parte, tal como recordaba ayer en la radio un dirigente de la patronal bancaria, a quien le parecía muy bien la medida siempre y cuando tenga carácter voluntario, tal como se ha anunciado; es decir, siempre que sea el banco o la caja prestamista quien decida si le permite a su víctima acogerse a ella o no.

En resumidas cuentas, en este asunto como en tantos otros estamos donde estábamos, solo que un poco más ahítos de propaganda gubernamental. Las hienas siguen riendo, ahora a costa de los más desesperados. ¿Hasta cuándo?.   

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