lunes, 22 de abril de 2013

Bendito caos


Les elecciones presidenciales venezolanas han arrojado un casi empate entre el candidato del chavismo y el de la oligarquía. Se dice que hubo un cierto desplazamiento de chavistas hacia la lista contraria, pero me parece que el resultado tiene más que ver con un aumento notable de la abstención, más de 10 puntos en relación con los comicios presidenciales anteriores. En todas partes los que dejan de votar son los pobres, ya se sabe. 
 
Maduro no es Chávez, carece por completo de su carisma, aunque el diablo sabrá a estas horas de dónde provenía el carisma del milico golpista reconvertido en Libertador de Masas; yo sigo sin averiguarlo. El caso es que a un gorila le sucede literalmente su guardaespaldas (ése era el oficio de Maduro, 15 años atrás: guardaespaldas de Chávez), así que una vez más la Historia se hace caricatura. Incluso la oposición y desde luego la oligarquía, acabarán añorando a Chávez. Porque Maduro es el caos, ya lo ha demostrado durante la campaña electoral. Como dice el viejo refrán castellano: "Detrás de mi vendrá quien bueno me hará". A no tardar Maduro hará bueno a Chávez, ya lo verán. De ahí a la desintegración política y social de Venezuela solo hay un paso, que Dios mediante y con la ayuda del Ejército, las castas políticas y económicas que rigen el país se apresurarán a dar a no tardar.
 
En Italia el esperpento trasciende el caos. La reelección de un anciano (87 años) como presidente de la República o lo que sea italiana, por la única razón de que los partidos  y los grupos de presión no se ponen de acuerdo sobre quién ha de ser el sucesor del vejete, da la medida del nivel fangoso al que ha descendido la clase política italiana, incluidos los presuntos alternativos que lidera (es un decir) el cómico Grillo y ese carajal poblado de ex comunistas finos llamado Partido Democrático. Al final y entre todos, han conseguido que Berlusconi casi parezca un político sensato. Alucinante.
 
 En un muro del centro histórico de Pisa, hace pocos días, vi esta pintada: "Ni santos, ni fascio ni comunistas".  Es obvio que Italia entera esta harta de la Iglesia y sus partidos, del fascismo populista y del otro, y de unas izquierdas que llevan naufragando desde que el PCI decidió hacerse el hara-kiri y reconvertirse en un partido social-liberal, ni siquiera socialdemócrata. La política italiana es un pudridero en el que navegan cardenales, mafiosos, sesudos plumíferos, intelectuales de pacotilla y demagogos cabrones como ese Grillo, al que le quedan dos telediarios como agitador de masas pero que de momento se lo está pasando en grande anclando Italia al caos para años.
 
Porque lo que está viviendo el país transalpino no lo superará en décadas. Todas las estructuras italianas están quebradas, y no queda ni un gramo de cordura no ya en la casta política sino en toda la sociedad italiana. Otra pintada toscana: "Independencia y socialismo". El hartazgo, ya digo.
 
Y sin embargo, solo del caos puede surgir la regeneración. Ya lo dijo Albert Boadella en los albores de la Transición española: "Yo voto UCD porque Adolfo Suárez es el caos". Ojalá el director teatral hubiera tenido razón: en realidad todo estaba atado y bien atado, según hemos sabido más tarde. Así que bienvenido el caos si es real y de él ha de salir algo nuevo.
 
En la fotografía que ilustra el post, Beppe Grillo en un característico gesto suyo (y de Chávez, y de Mussolini, y de tantos otros de esa cuerda).
 

viernes, 19 de abril de 2013

Los atentados de Boston, otra montaña de mentiras



La explosión de dos bombas en las cercanías de la meta y la tribuna principal del Maratón de Boston  repite una vez más y de forma harto cansina y evidente un modelo inaugurado en su día con la voladura de las Torres Gemelas de Nueva York, el acto mediático-político con el que los libros de Historia futuros darán por inaugurado el siglo XXI.

Ocurre que el tiempo no pasa en balde, y al atentado de Boston ya se le ven las costuras de manera escandalosa. 

En primer lugar y como señaló inmediatamente el periodista Carlos Carnicero y ha sido silenciado por la inmensa mayoría de medios mundiales, tal crimen se cometió apenas a 24h de que se cumplieran 20 años de la matanza de Waco (Texas) en la que cientos de miembros de una secta político-religiosa (de extrema derecha, por supuesto) estadounidense fueron inmolados por la voluntad de su líder y ciertas torpezas policiales, y el mismo día en que asimismo se cumplían años de la voladura de un edificio del Gobierno federal en Oklahoma City en el que murieron decenas de personas. Primera pista.

Apenas horas después del ataque de Boston una supuesta fábrica de fertilizantes texana volaba por los aires, produciendo decenas de muertos en el área residencial próxima tras una explosión que según un testigo presencial que la filmó "parecía una explosión atómica". ¿En dónde se localizaba esa fábrica? en Waco, Texas. Segunda pista.

¿Por qué Boston? Porque Boston es la capital histórica de Nueva Inglaterra, la ciudad más europea, más liberal, más segura y con menor presencia policial de todo EEUU. Como los españoles con la voladura de los trenes de Madrid, los bostonianos han sido castigados por no creer en los valores y virtudes de la "Cruzada Antiterrorista Internacional", el proyecto de dominación mundial global de los neocons que da sus últimas boqueadas pero a lo que se ve aún es capaz de propinar coletazos terribles. Tercera pista.

Como suele suceder, en las primeras informaciones sobre el suceso, esas que se emiten cuando la censura aún no ha tenido tiempo de tomar el control de la difusión de los mensajes, se halla la verdad que desmiente las elaboradas mentiras posteriores. Inmediatamente de producirse las explosiones de Boston las cadenas de radio dijeron que "según la policía", han explotado dos bombas que no contenían metralla "lo que descarta a Al Qaeda" (oído en la SER). Pocas horas después se nos informa del "hallazgo" en el lugar del atentado de dos ollas exprés, lo que confirmaría el "carácter casero" del atentado. Y luego, el torrente de mentiras: un poco más tarde se nos dice que las ollas, de seis litros de capacidad cada una y fabricación española (un modelo corriente de olla, que al parecer se vende por cientos de miles en los supermercados de EEUU) , estaban repletas de clavos y tornillos "especialmente manipulados para causar mayor mortandad". La gradación interesada en la dramatización y truculencia de la noticia es patente.  

Los primeros días no hay pistas sobre los autores de la masacre. De repente la polícia (¿qué policía?) se hace con unos vídeos que muestran a dos jóvenes cargados con mochilas caminando pesadamente por una calle atestada de gente. Dicen los medios que el FBI está tan desesperado por la ausencia de pistas que "en contra de sus modos habituales de operar, dan a conocer los vídeos por si alguien puede identificar a los dos presuntos terroristas". Esta pasada madrugada, por último, se impone el toque de queda en Boston y sus cercanías, conminando a los ciudadanos a encerrarse en sus casas. Las calles se vacían de gente, y solo las recorren millares de policías patrullando con el dedo en el gatillo. Sin embargo un tipo entra en un supermercado situado nada menos que en el recinto del célebre MIT, intenta robar, huye y mata a tiros al primer policía que encuentra. Se organiza una descomunal batida policial, y poco después el hombre es muerto a balazos e identificado como uno de los dos terroristas. Su compañero, que ha huído, resulta ser hermano del acribillado y como él, de origen checheno; ambos llevan dos años en EEUU, unos medios dicen que como residentes ilegales y otros legales. Los dos son muy jóvenes, el huido se dice que tiene 19 años y el muerto no parece mucho mayor en las fotos, aunque no se ha facilitado su edad.

Recapitulemos. Dos chechenos cargados con mochilas cada una de las cuales esconde una olla rellena hasta los topes con kilos de metralla, se dirigen a la zona de meta de una carrera popular que congrega a su alrededor a cientos de miles de personas, y  cuya supuesta protección está a cargo de nubes de policías de todos los cuerpos imaginables armados hasta los dientes para la ocasión. Los dos son chechenos, sinónimo de terroristas en un país para cuya polícia todo aspecto moreno o árabe es motivo de sospecha y excusa para identificar o detener a quien les parezca. Ambos presuntos terroristas logran acceder a la tribuna principal (¿nadie les identificó al meterse allí cargados con grandes mochilas?) y a los puestos más cercanos a la línea de meta. Dejan las mochilas en el suelo entre una multitud apretujada (¿nadie se dio cuenta de la maniobra?), y se marchan con toda tranquilidad por donde han venido. Nadie les ha identificado, nadie les ha pedido una credencial, nadie se ha extrañado de que dejen bultos considerables en medio de la gente y se hayan largado luego tan frescos

Obviamente, nos siguen tomando por tontos de remate.

A partir de los datos referidos, no resulta difícil esbozar una hipótesis de lo ocurrido en los siguientes términos: elementos policiales, seguramente miembros de cuerpos especializados, colocaron al menos dos bombas en el recorrido del Maratón de Boston. Los explosivos eran de tipo plástico, y en todo caso estaban en el lugar desde horas antes de comenzar el evento; probablemente fueron colocados al hacer las preceptivas revisiones de seguridad. El plástico es fácil de disimular y de eficacia terrible. Lo de las ollas es una charlotada para despistar. Los presuntos terroristas chechenos son solo dos cabezas de turco, probablemente manipulados por servicios secretos norteamericanos quizá con la colaboración de los rusos. Como el pobre Oswald, el supuesto asesino de John Kennedy, serán eliminados y aquí paz y después gloria.

Norteamérica vuelve a vivir bajo el terror y sometida mentalmente al dictado de la "seguridad nacional". Obama ha perdido la mano y quién sabe si quizá la partida. Recuerden que al día siguiente del atentado de Boston, la Asociación Nacional del Rifle ganaba otra batalla a la propuesta gubernamental de recortarles las alas a estos adalides de la industria armamentística norteamericana.

¿Y en Waco, que ha pasado? Pues que alguien ha usado una bomba atómica de bolsillo contra un centro oficial clandestino del Gobierno estadounidense. Las fábricas de fertilizantes a menudo suelen encubrir la fabricación de explosivos, ya que unos y otros comparten ciertos productos básicos. ¿Tal vez se han borrado huellas? Tal vez. O quizá se quiso recordar a los liberales norteamericanos que ahora gobiernan que la extrema derecha neocon no perdona; 20 años después del ataque a Waco ordenado por el presidente Clinton, ha logrado por fin cobrarse la factura.

En la fotografía que ilustra el post, los dos chechenos cargados con sus mochilas caminan con tranquilidad entre la multitud, supuestamente minutos antes de cometer los atentados de Boston.

miércoles, 17 de abril de 2013

Karl Marx y Abraham Lincoln, la extraña pareja



Hace unos años leí en alguna parte sobre la relación de Karl Marx y el presidente Abraham Lincoln. Resulta que Marx ejerció como corresponsal de guerra durante el conflicto llamado de Secesión en EEUU, período durante el cual se convirtió en firme partidario y propagador de la causa unionista y al parecer, trabó amistad con varios generales nordistas.
 
Mediante un libro de reciente aparición, "Guerra y emancipación. Lincoln-Marx", nos enteramos ahora de que Marx también tuvo un cruce epistolar aunque indirecto y limitado con el propio Lincoln, personaje por quien el pensador alemán sentía una estima tan desmedida que al parecer llegó a llamarle en un artículo suyo "el hombre que guiará la futura Revolución mundial".
 
Todo esto resulta bastante extraño y hasta un poco surrealista, y patentiza como un genio de la categoría de Karl Marx, incomparable en lo que podríamos llamar el análisis en profundidad y las estrategias a largo plazo, se maneja con lamentable ingenuidad y bisoñez en el corto plazo y los tacticismos políticos. Vamos, que la política contemporánea y el día a día no eran lo suyo. Lo que tampoco es óbice para reconocerle el mérito que tuvo entonces y ahora al apostar fuerte por la causa de los federales norteamericanos frente a los secesionistas sureños y sobre todo, frente a esa izquierda gazmoña que, entonces y ahora, considera que daba igual una causa que otra y quién venciera en aquella guerra; ya saben las dos orillas y toda esa mierda reaccionaria. Pues no era lo mismo, ni daba igual. Al margen del tipo de Estado que defendían unos y otros, lo importante era y es que los valores en presencia enfrentados a muerte son perfectamente reconocibles en el marco de la lucha eterna por la libertad, la democracia y la justicia social. No quiero decir con ello que los unionistas fueran todos unos rojos (algunos de ellos lo eran), pero sí que frente al "modelo de sociedad" reaccionario, ruralista, estancado y aristocratizante que representaban los secesionistas, a los que unía su defensa del modo de producción esclavista, Marx y pocos más supieron ver que la sociedad abierta, urbana, dinámica y de alianza entre burguesía y proletariado que encarnaban los nordistas, articulados en torno a la defensa del modo de producción capitalista emergente, representaba el progreso material e ideológico y un futuro para las masas de trabajadores inmigrantes que por decenas de miles de personas llegaban desde Europa a los puertos de Nueva Inglaterra en aquellos años dramáticos.
 
Leer este "Lincoln-Marx. Guerra y emancipación" (Ed. Capitan Swing Libros, Madrid, 2013), de Andrés de Francisco, remueve prejuicios en estos tiempos en que las tribulaciones suelen cegar a supuestos pensadores atornillados a sus pedestales de marmolillo. Entender que el propio Marx acertó en lo fundamental de aquella Segunda Revolución Norteamericana y se equivocó gozosamente en cuestiones también de cierta enjundia (como el propio perfil político de Abraham Lincoln, personaje en realidad extremadamente conservador, por decirlo de modo fino), sirve para devolver dimensión humana a un genio demasiado sacralizado por ignorantes e indocumentados en general.  

domingo, 14 de abril de 2013

Siempre es 14 de abril



La república no hace a los hombres más felices, los hace simplemente hombres.
(Manuel Azaña Díaz, presidente de la Segunda República Española).

viernes, 12 de abril de 2013

Personajes dignos de admiración



En comentario al post anterior, un escasamente amable lector que se firma Barcino (que ya es un alias ¡pardiez!) me acusa de no admirar a nadie. Se equivoca. Sucede que como verán en mi respuesta a esa falsa imputación, soy persona que solo admira a gente honesta, que haya hecho algo positivo por sus semejantes y que además no sea ni un engreído ni un hipócrita.
 
En realidad la lista de mis admirados y admiradas es larga y extensa, pues el género humano ofrece un buen puñado de personas que reúnen esas tres condiciones con largueza. Les cito algunos a continuación.
 
Personajes históricos de la Antigüedad: Julio César, Sertorio, Espartaco, Jesus ben Joseph.
 
Artistas plásticos: Francisco de Goya, Rembrandt, Van Gogh, Edward Hopper, Miquel Barceló.
 
Escritores: Miguel de Cervantes, Alejo Carpentier, Ramón J. Sender, Gabriel García Márquez, Antonio Machado, Ángel González, Heinrich Böll.
 
Científicos: Louis Pasteur, Charles Darwin, Marie Courie, Bernat Soria, Mariano Barbacid.
 
Pensadores, políticos, sindicalistas... clásicos: Saint Just,  Karl Marx, Pablo Iglesias, Jaime Vera, Rosa Luxemburg, Manuel Llaneza.
 
Ídem contemporáneos: Manuel Azaña, Juan Negrín, Joaquim Maurín, Fernando Claudín, Felipe González, Jorge Semprún, Pere Casaldàliga, Oskar Lafontaine.
 
Militares: general Boves llamado "el Urogallo", general William Tecumseh Sherman, general Hernández Saravia, general Vicente Rojo, general Felipe Díaz-Sandino, general Philippe Leclerc, coronel Omar Torrijos.
 
Historiadores: Manuel Tuñón de Lara, Pierre Vilar, Eric J. Hobsbawm, Ángel Viñas, Paul Preston.

Son solo unos ejemplos a vuelapluma, como digo. Si quieren, pueden añadir los suyos.

En la fotografía que ilustra el post, el presidente de la República Española, don Manuel Azaña (con abrigo oscuro y sombrero) y el presidente del Consejo de Ministros, Juan Negrín (con gabardina clara) caminan por el frente, acompañados por varios personajes: el paisano de elegante abrigo que va detrás de Negrín podría ser Cipriano Rivas, cuñado de Azaña; el militar delgado que camina delante de Azaña y de Negrín seguramente es Hernández Saravia, y quien abre la marcha es posiblemente el general Pozas. 

miércoles, 10 de abril de 2013

Tres nada excelentísimos cadàveres


En apenas unas horas han muerto tres personas en apariencia tan distintas y distantes como son, por orden de localismo tribal, Sara Montiel, José Luis Sampedro y Margaret Thatcher. En realidad en esas horas murieron muchísimas más personas, claro, pero los medios solo se acuerdan de ellos: el espectáculo es el espectáculo, y a los tres fallecidos les unía eso mismo, su adscripción a la sociedad-espectáculo.
De Sarita Montiel poco tengo que decir. Incluso cuando era una mujer joven y atractiva ya saltaba a la vista que resultaba un personaje público patético: una pobre chica de pueblo de la España profunda de la postguerra, que se organizó la vida como si fuera una "femme fatale" nacida en el Pigalle parisino o al menos, en el Paralelo barcelonés. Lamentable cantante, infumable actriz, personaje del papel couché y la crónica rosa por derecho propio, Sara Montiel ha tenido un final triste y a la altura del destrozo sufrido como persona a manos del personaje que le crearon y ella aceptó vivir. Descanse en paz, por fin.
José Luis Sampedro me parece lo que era: un santurrón insoportable, uno de esos soberbios que fingen humildad para gozar más del poder que ejercen sobre los demás. Compararlo con Stephan Hessel es escarnecer al viejo luchador antifascista francés. Sampedro tenía de izquierdista lo que yo de monje zen: oportunista radical, en los años noventa fue uno de los epígonos "intelectuales" de la Izquierda Insobornable junto a gentes como Antonio Gala, Raúl del Pozo, Enrique Gil Calvo (ahora en El País: ¡toma chaquetazo!), el después zapaterista Juanjo Millás y otra no muy nutrida pero sí insidiosa compañía, que ayudaron en lo que pudieron al triunfo electoral del neofranquismo encabezado por Aznar en 1996 atacando "por la izquierda" a cuanto oliera a Felipe González y a socialdemocracia en España. Este Sampedro llegó a afirmar en aquellos años que la llegada al poder del PP traería "aire fresco" a una España intoxicada por el felipismo; un representante puro  aunque sin carnet de la Izquierda Verdadera y sus paranoias, en suma. Luego el PP hizo como Roma, claro, y vinieron los quejidos a veces muy hondos, como los del pobre Gala. Sampedro por su parte se hizo "altermundialista", ya ven qué cosas.
Margaret Thatcher fue una individua a la que había que echarle de comer aparte. La zafia y hombruna hija de un tendero inglés jamás hubiera podido soñar siquiera en llegar a donde llegó de no haber sido por el intenso grado de miseria moral e intelectual en el que la desaparición del Imperio sumió a las clases dominantes y a buena parte de las clases medias británicas. Frente a la fría y distante elegancia e ironía tradicionales en la derecha conservadora isleña, Thatcher asumió encantada ser el perro de presa malcarado y sin escrúpulos que necesitaban los ricos "british" para ser cada día más ricos, en medio del desastre general de una sociedad a la que la privación de las colonias dejó reducida a su verdadera y pigmea condición de pueblo más bien pobretón espiritual y materialmente. Para lograr esa meta de enriquecer a los que más tuvieran había que empobrecer hasta el límite de la subsistencia a los que menos tenían, y a esa tarea se consagró Thatcher en cuerpo y alma. La destrucción de los servicios públicos británicos, de los aparatos productivos industriales y de cualquier tipo de organización civil no plenamente integrada en "su" sistema, fueron los innegables logros de esta hija de Satanás. El exterminio de la clase obrera como fuerza política y social, la meta alcanzada.  A su querida clase media la estafó como nunca nadie antes en Gran Bretaña con su "capitalismo popular", que convirtió en acciones-basura los ahorros de una vida de millones de británicos de mediana y avanzada edad, anticipándose a la era del bono-basura reaganiano y sus consecuencias posteriores en el Casino-Bolsa Mundial, esas que seguimos pagando ahora en forma de "crisis" importadas de Wall Street y "rescates bancarios" a la europea. A los jóvenes y a las minorías, en fin, Thatcher solo les dejó barrios degradados y calles destruidas plagadas de policías con el gatillo fácil. 
Así no es extraño que la muerte de Margaret Thatcher se haya celebrado con sucedáneos de champagne en las calles de los suburbios de las grandes ciudades, especialmente en las antiguas zonas industriales y mineras del Reino Unido, y pidiendo que sus funerales "sean privatizados", como intentó hacer ella con las cárceles por ejemplo, en vez de correr por cuenta del Estado. Y es que ya se sabe que para los neoliberales los beneficios deben privatizarse y los gastos socializarse, así que incluso cuando mueren siguen robándonos a todos, cargando los costes del entierro al Estado.
La fotografía que ilustra el post muestra una imagen del auténtico legado de Margaret Thatcher:  una era de revueltas, violencia y ruina en las calles de las principales ciudades británicas.

lunes, 8 de abril de 2013

Sant Joan de Dèu, un hospital público catalán a privatizar para servicio de las mafias rusas


El Hospital Infantil Sant Joan de Dèu es una institución "concertada", es decir sostenida con dinero público pero dirigida por intereses privados, una fundación o algo así, que como digo recibe financiación de la Generalitat de Catalunya a cambio de prestar servicio en la red de hospitales de la Sanidad Pública catalana.

El caso es que gracias al dinero público, Sant Joan de Dèu es desde hace décadas un hospital de referencia en tratamiento de niños, y cuenta con el servicio de Oncología Infantil mejor dotado en personal y material de España y probablemente de Europa. Eso se ha conseguido gracias al trabajo de los profesionales de la sanidad pública y evidentemente, gracias también al dinero de nuestros impuestos.

Pues bien, esta tarde veo en el Canal 33, un canal de noticias de TV3-Televisió de Catalunya, a un fulano que es presidente, gerente  o lo que sea  de la fundación que dirige ese hospital "concertado" explicando la mar de orgulloso que acaban de producir un vídeo grabado en ruso y destinado al mercado sanitario de ese país en el que se ofrecen los servicios de Sant Joan de Dèu para pagando, atender niños rusos. Decía el granuja que se trataba de rentabilizar instalaciones, servicios y personal "que ahora están desocupados, con habitaciones cerradas y quirófanos que no funcionan por las tardes".

Recapitulemos un momento. Los gestores de un hospital sostenido con los impuestos que pagamos entre todos los ciudadanos españoles, una institución sanitaria que a pesar de ser un centro de referencia en España en su especialidad se le está obligando a trabajar a medio gas a causa del cierre calculado de servicios y tratamientos a los pacientes del sistema público de salud español (quienes naturalmente lo han venido usando hasta ahora en exclusiva), deciden poner el hospital a disposición de pacientes de pago que tendrán acceso completo al mismo como si de un centro privado cualquiera se tratara. 

No es un delirio prospectivo de gestores en celo. Esos usuarios mirlos blancos se están buscando ya, y nada menos que en Rusia. Pronto Sant Joan de Dèu será un hospital bien conocido por toda clase de oligarcas y criminales de ese país, quienes obviamente serán los únicos rusos que podrán pagar las tarifas "libres" que se impondrán a tratamientos tan caros y prolongados como los oncológicos infantiles; ya pueden imaginar el origen del dinero que afluirá a las arcas de la fundación que explota (nunca mejor dicho) el hospital. Y entre un paciente ruso"de pago" y uno español llegado vía  Seguridad Social, imaginen cúal de los dos tendrá prioridad.

Por cierto, en ocho hospitales públicos catalanes ya se obliga a pagar la butaca a los acompañantes que quieran pasar la noche junto a la cama del paciente. No es una anécdota menor, sino una muestra clara del grado de rapacidad de esta gentuza. No por nada la Sanidad Pública en Catalunya está dirigida por los más significados gerifaltes de la sanidad privada local, "todos alérgicos al concepto mismo de sanidad pública",  como los definió recientemente el periodista Francesc Arroyo. El mismo Boi Ruiz, conseller de Sanidad de la Generalitat era el presidente de la patronal de hospitales privados catalana antes de ser nombrado para su puesto actual.

Si todo esto no es violencia de la peor especie a la que hay que responder con la mayor contundencia posible antes de que nos roben no ya la camisa, que eso ya lo han hecho, sino nuestra salud y la de nuestros niños, que vengan Dios o Sant Joan de Dèu en persona y lo desmientan.