Hay pocos lugares en Manila tan tranquilos y reposados como el recinto del antiguo cementerio del barrio de Paco. De hecho hoy es un ameno y fresco jardín público, apenas visitado por algunos turistas avisados y por parejas de jóvenes y estudiantes ociosos. Tiene una curiosa forma circular en su núcleo central, alrededor del cual se fueron construyendo muros para nichos en forma de ondas hacia afuera, lo que visto desde la altura debe darle el aire de un estanque al que se hubiera arrojado una piedra. En el extremo opuesto a la entrada hay una capilla dedicada a San Pancracio, en la que en determinados días se siguen oficiando misas, también en español si no recuerdo mal.
El barrio de Paco estaba situado fuera de Intramuros, es decir fuera del recinto amurallado de la Manila colonial española. Paco era en realidad casi un pueblo habitado exclusivamente por españoles, ubicado entre Intramuros, la Luneta (los terrenos que hoy ocupa Rizal Park) y Ermita, antaño un elegante barrio extramuros y hoy populoso y ruidoso epicentro del alojamiento y entretenimiento turistíco en Manila. No lejos de Paco está por cierto, el centenario Casino Español de Manila, del cual les hablaré en otro momento.
El cementerio de Paco se inauguró a mediados del siglo XIX, a consecuencia de una epidemia de cólera que asoló Manila. Durante el resto de la centuria fue lugar de sepultura para residentes y transeúntes españoles como digo, aunque también se enterró allí a filipinos como el doctor José Rizal, fusilado por las autoridades coloniales, y a tres curas también filipinos que protagonizaron una de las múltiples insurrecciones previas a la guerra de independencia de 1896-1898. El último enterramiento tuvo lugar en 1911, y hacia 1930 fue deshabilitado como cementerio y transformado en jardín público.
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