Ya tenemos jefe para la Panzer Division que invada Catalunya. Ni un general de la Guardia Civil como pedía Vidal-Quadras, ni un mando de la Legión como le gustaría a los nostálgicos de las escabechinas de rojos hechas a la antigua usanza, ni siquiera el oficial de alguna aguerrida compañía de antidisturbios machacadora de temibles yayo-flautas: tal honor debería recaer sobre José Ignacio Wert (von Wert, para que nos entendamos todos). Nadie como él lo merece tanto.
Ocurre que von Wert es el actual ministro de Cultura -Kultur en realidad, como en los viejos tiempos del III Reich-, y desde ese ministerio vive el hombre en plena Cruzada por recuperar la verdadera dimensión internacional de la llamada marca España. Se preguntarán sin duda qué define la tal marca, qué elementos componen esa imagen de España que se pretende grabar en la retina del mundo mundial. Pues olvídense de cosas como las becas Erasmus, la investigación biomédica, los Institutos Cervantes o las subvenciones al cine español (¡vade retro, rojos!). La imagen de España que promueve la gentuza que nos desgobierna hoy es un batiburrillo de mantillas talibanas lucidas por raciales ministras, corridas de toros y otros espectáculos sangrientos semejantes que ensalzan el más atávico salvajismo, colegios con la educación de los niños segregada por sexos y donde se perturba su inteligencia con creencias religiosas ridículas, y la imposición (de nuevo) del castellano como idioma del presuntamente renacido Imperio Español. ¿Les suena esta música? Efectivamente: es puro franquismo, la vieja forma española de fascismo que vuelve. Franquismo fashion con traje de Armani y máster comprado por papá en cualquier Universidad anglosajona o montada por la Iglesia católica en España, eso sí, pero fascismo puro y duro al cabo.
Pues bien, no satisfecho con malversar fondos públicos financiando la llamada Fiesta Na(z)ional, vulgo corridas de toros, von Wert acaba de dar un paso más allá. Luego de haber prohibido la educación cívica y democrática en los colegios y reintroducido el adoctrinamiento ideológico nacional-católico para los escolares, ahora se propone nada menos que lavarles el cerebro con doctrina fascista pura y dura sacada de los viejos y polvorientos manuales de la tristemente célebre Formación del Espíritu Nacional (FEN) franquista. Y es que según acaba de manifestar desde su escaño de ministro en el Congreso de Diputados, von Wert se propone textualmente "españolizar a los niños catalanes". Viniendo de donde viene tal propósito nadie se llama a engaño sobre lo que nos avanzan esas palabras y cúal es su contenido real.
Y es que al parecer la derecha extrema/extrema derecha española se ha embarcado en una desquiciada carrera por recuperar y dar vigencia actual al pasado más criminal y doloroso de este país, el que corresponde a su etapa histórica más negra, la dictadura asesina del general Franco, a la que jamás ha renunciado en realidad. Los presuntos valores fascistas que el Gobierno español actual está intentando resucitar e inocular en los escolares no son solo anacronismos sin sitio en el mundo del siglo XXI, sino también peligrosos barrenos destinados a dinamitar el Estado democrático y la convivencia pacífica de los ciudadanos.
La deriva fascista del Partido Popular (PP) es un planificado viaje de retorno a sus fuentes ideológicas y a sus orígenes organizativos, una aventura que muchos no estamos dispuestos a permitirles al menos mientras estén en el Gobierno del país. El PP está provocando a conciencia una situación como la que precedió al 6 de octubre de 1934, aprovechando que en los tiempos que corren las izquierdas españolas no están en condiciones de responder adecuadamente a la presión que desde el Gobierno ejerce la extrema derecha parlamentaria sobre la sociedad española. Ellos lo saben, y es por eso están apretando el acelerador: porque creen que no habrá respuesta organizada del pueblo español.
La brutal agresión a la democracia que comportan las palabras del infame ministro español de la Kultur fascista merece una respuesta proporcional desde el Parlamento y desde la calle. Es obvio que en Catalunya la van a tener: aquí no vamos a permitir que una banda de fascistas de manual le laven el cerebro a nuestros críos con las viejas mentiras y necedades del nacionalismo español más cerrilmente reaccionario. Y si para evitarlo hay que irse de esta España que de nuevo apesta a "cerrado y sacristía", como escribió don Antonio Machado de la de su tiempo, muchos vamos a tener que empezar a planteárnoslo.
En la fotografía que ilustra el post, José Ignacio Wert posa con aire entre mussoliniano y nazi.
Mira Joaquim, estoy tan de acuerdo contigo que hace como una hora, en un arrebato de mala leche, he escrito esto en mi blog
ResponderEliminarhttp://izumake.blogspot.com.es/
Lo celebro, Iñaki.
EliminarBenvolgut Joaquim:
ResponderEliminarSi tienes paciencia suficiente para darle un vistazo a mi blog, podrás saber de mi germanofilia, idioma del que dispongo del nivel C, nivel que no tengo de Catalán.
Así que aprovecho a comentarte algo que probablemente ya debes saber: Que en Alemán, Wert significa valor, en todas sus acepciones, tanto economicistas como morales
Nada nos descubres al recordarnos el origen franquista del partido del gobierno
Cierto que en Catalunya va a haber una respuesta a esa postura del gobierno del Estado pero lamentablemente, va a venir por el camino de la construcció Na(z)ional(por usar tu forma de expresarte)
Sí coincido contigo en que las autodenominadas izquierdas no están en condiciones de plantear nada que no sea bajar la cabeza y callar
El PSOE se suicidó políticamente al lanzar a toda máquina al Titanic contra los icebergs de la realidad.
Aunque cosas veredes, pues yo daba por suicidado al PP al declararle la guerra a un país que nada nos había hecho. Sólo para que su entonces presidente superara su complejo de inferioridad.
Salut,
Santiago Alcobé
Santiago, ya sabemos que según Rajoy "la realidad les cambió el programa", pero parece que a la realidad la torea el PP por chicuelinas y de paso, descabellan con toda tranquilidad unos cuantos cientos de miles de parados más. En última instancia, el PP no puede morir mientras el pueblo español no le clave la estaca en el corazón.
ResponderEliminarEn cuanto al Titanic que es el PSOE, creo que seguirá a flote, renqueante pero a flote, a pesar de tanto capitán y tanto grumete/a con más peligro que el Tercio de la Legión en un almacén de coñac barato. Otra cosa es el PSC, al que me barrunto le quedan dos telediarios...