En la fotografía, dos mujeres portan velos,vestiduras y aditamentos que las identifican como integrantes fanáticas de una peligrosa secta islamis... perdón cristiana, durante una ceremonia organizada a nivel internacional por su grupo, el cual desde al menos la Edad Media está incurso en numerosos casos de crímenes contra la Humanidad.
Esas dos talibanas retratadas ayer en Roma han sido identificadas como la vicepresidenta del Gobierno español y la secretaria general del partido que gobierna en ese país. Ambas aparecen en la foto acompañando a un tal Bertone, segundo en la organización a nivel mundial y a quien se viene señalando en diversos medios como cabeza de una conspiración para terminar con el actual número uno, el alemán Ratzinger, de quien se sabe que en su juventud militó en las Juventudes Hitlerianas y no consta que haya renunciado a la ideología nazi.
¡¡¡QUE ASCO!!!
ResponderEliminarEstas fanaticas son las que mas poder tienen en España, hemos vuelto a los años 50. Qué contento estaria el genocida si las viera, dignas hijas suyas.
Marian
Miss Puerto Hurraco y Primera Dama de Honor. Que hacen una madre soltera y una casada por lo civil en el Vaticano?...Habrán ido a confesar?....
ResponderEliminarMe quedé alucinado cuando ví la foto. Bueno, no tanto, tampoco es tan extraño, a Cospedal ya la vimos de semejante guisa en una semana santa, si no recuerdo mal.
ResponderEliminar¿ Habeis reparado en el decentísimo escote de Saez de Santamaría ? Bien tapada, no vaya a despertar pasiones malsanas en algún santo varon.
Señor, que crús.
luchino
"Que hacen una madre soltera y una casada por lo civil en el Vaticano?"
ResponderEliminarPues la respuesta tal vez esté en la serie de televisión "Los Borgia". O tal vez en la segunda parte de El Padrino. O en ambas producciones a la vez...
Luchino: las pasiones malsanas también las podría despertar en alguna santa varona o lo sea que haya bajo esas tocas, cualquiera sabe.
ResponderEliminarEs imagen es tan repugnantemente decadente y pestífera, emana tal tufo a podredumbre y ranciedad, que da sofoco con solo mirarla.