El Consell Nacional del PSC eligió ayer como cabeza de lista para las próximas autonómicas a su secretario general, el alcalde de Terrassa, Pere Navarro. El candidato designado alcanzó algo menos del 75% de los votos de los consellers, en tanto su contrincante, Montserrat Tura, una de las cabezas visibles del sector nacionalista del partido, obtuvo algo más del 25%.
Inmediatamente Navarro se puso en faena, y explicó varias cosas de cierta importancia. La primera, que el PSC dirá No a cualquier propuesta en favor de la independencia de Catalunya. La segunda, que se reactiva el federalismo como bandera del partido. Y una tercera, probablemente de mayor calado que las otras dos, y que contiene un guiño a un amplio electorado catalán: el PSC equidistará tanto de la solución independentista que supuestamente propone el señor Artur Mas como del envío de la Guardia Civil para meter en cintura a los catalanes que patrocina el Partido Popular.
El primer efecto saludable de todo esto será probablemente, detener el proceso de descomposición interna del partido de los socialistas catalanes. La indefinición y la confusión que han reinado en esa formación política desde al menos las últimas autonómicas catalanas, celebradas hace dos años, parece que llega a su fin. La batalla interna la ha ganado Pere Navarro no solo al sector nacionalista y al viejo aparato, sino también y sobre todo al desmadre existente en el seno de esa organización política. Un partido ha de tener posicionamientos claros y actuaciones consecuentes con ellos. El que acaba de marcar Navarro es un camino entre los posibles, pero al menos tiene la virtud de señalar un rumbo determinado para un barco hasta ahora a la deriva.
Más escepticismo despertará la reactivación del federalismo como propuesta política alternativa al independentismo nacionalista. Ya hemos comentado aquí que la idea federal no atraviesa sus mejores momentos ni en España ni en Europa, y que en todo caso esta no cabe en el marco político-jurídico español por más que la actual Constitución sirva tanto para un barrido como para un fregado en función de quien la interprete y tenga poder para imponer su interpretación. Ello es así en casi cualquier asunto salvo en uno fundamental: la forma que asume la jefatura del Estado y las consecuencias que se derivan de esta. La Monarquía es, reitero otra vez, el escollo principal para una profundización de la democracia española en cualquier sentido, especialmente hacia una estructura federal como la que requiere el Estado español si las élites están realmente interesadas en evitar su disgregación por medios pacíficos y democráticos.
El marcar territorio propio distanciándose de unos y otros, de nacionalistas de derechas catalanes y de nacionalistas de derechas españoles, es finalmente y sin duda, la mejor apuesta de Navarro y del PSC, si son capaces de perserverar en ella. Es lo que quiere escuchar su electorado, sencillamente. Si esa apuesta es sincera y creíble, el PSC mantendrá su espacio actual o incluso puede recuperar terreno, pero si no le creen, cosa que tampoco sería de extrañar, seguirá en caída libre.
En suma, la apuesta de los socialistas catalanes es (o debería ser) resituar el eje de la lucha política en su dimensión real (izquierda-derecha), y no en la ficticia (catalanismo-españolismo), que es la que beneficia obviamente a las derechas. Con una gestión del Gobierno CiU salvajemente neoliberal, el espacio para la reconciliación del PSC con los electores de izquierda se abre ancho y plural, máxime tras la deriva insensatamente nacionalista de ICV-EUiA. Desde la socialdemocracia honestamente reformista a la extrema izquierda honestamente altermundialista, millones de ciudadanos catalanes pertenecientes a las clases trabajadoras y populares necesitan (necesitamos) que alguien tome la bandera de la defensa de sus derechos y intereses, que en Catalunya están siendo agredidos como nunca de manera concertada por CiU y PP.
El PSC no debería enredarse ahora por tanto en la contraposicion del federalismo al independentismo o al Estado centralizado, sino defender públicamente a machamartillo lo público y sus implicaciones, al tiempo que ofrece una propuesta de otra manera de gestionar la crisis en favor de aquellos que sin tener la menor resposabilidad en el actual desastre económico y social actual, están siendo obligados a pagarlo y cargar en exclusiva con sus consecuencias. Si lo hacen así ahí nos vamos a encontrar muchos, votándoles; en caso contrario, es posible que estas sean las últimas elecciones para el PSC.
En la fotografía que ilustra el post, Pere Navarro, Primer secretario del PSC y alcalde de Terrassa.
Pues mucha razón creo que llevas, Joaquim, yo también creo que el PSC ha hecho lo único que podía hacer si tiene la intención de no desaparecer como partido político.
ResponderEliminarY ya que estoy aquí,te repito lo que le he dicho a nuestro común amigo Bigas: Debemos proclamar el inalienable derecho a la autoinmolación de los pueblos.
Salut.
Santiago Alcobé
Pues puesto a que se inmole alguien yo preferiría que lo hicieran los canallas que nos han metido en este cenagal en el que nos hundimos, y con ellos esos lacayos suyos que ahora dicen nos llevarán a esa Tierra Prometida donde manan sin cesar leche, miel y Aromas de Montserrat. Saludos.
ResponderEliminarNos engañamos si creemos que una campaña electoral basada en la dialéctica izquierda/derecha va a conseguir atraer al electorado que nunca se ha acercado a las urnas en unas autonómicas en Catalunya. Agrade o no, eso solo se conseguirá motivando a los históricamente abstencionistas. No hay que olvidar que estas elecciones no dejarán de ser un prereferendum. Y el peligro radicará en que el electorado -en principio, "españolista" - puede optar por el voto util y decantarse por el PP.
ResponderEliminarEl electorado españolista en Catalunya tiene muy claro su voto desde hace tiempo: se reparte entre el PP, la abstención, y también (oh, sorpresa) CiU, que desde hace años se lleva un buen pellizco por aquello de ser un partido de derechas de toda la vida. La gente de derechas es muy pragmática, ya saben.
ResponderEliminarSi la izquierda quiere sobrevivir así en Catalunya como en Pernambuco, solo le queda apostar por su razón de existir, que no es otra que la dialéctica que mueve la Historia: la lucha de clases. Luego entran los matices, claro y el bla bla bla sobre reforma, revolución, la democracia burguesa, el Estado, el "Estao" y el sursum corda, obvio. Pero el meollo del asunto es ese, como sabemos todos desde hace siglo y medio (lo saben sobre todo los que fingen escandalizarse porque se siga usando en público ese concepto, "lucha de clases").
El problema del PSC y también de IC es que su electorado natural se va a la abstención porque considera que votar a quienes han dejado de defender sus intereses carece de sentido. Obviamente no son tan tontos como para votar a quienes están dinamitando lo que tanto tiempo, esfuerzos y dinero les costó construir, así que ante la falta de alternativa en la que depositar su confianza, se abstienen.
A mi me parece evidente que más allà del componente ideológico ( si nos ponemos en ese plan las generales no van muy allá ), en las autonómicas catalanas hay una bolsa de abstencionismo precisamente porque son autonómicas y muchos nunca las han considerado como propias.
ResponderEliminarEse que señalas es un componente digamos histórico del abstencionismo en Catalunya, sí. En disminución patente de todos modos, porque la parte del electorado que piensa así, inmigrantes llegados aquí en los años 50 y 60, está comenzando a desaparecer por razones biológicas evidentes.
ResponderEliminarSus descendientes no votan unos porque no les interesa la política y/o rechazan sus formas actuales, otros porque están enfadados con las izquierdas políticas y su travestización catalanista, y otros en fin, porque son unos irresponsables alienados que carecen de consciencia real del mundo en el que viven.
Ojala Joaquim suceda lo que dces. Yo tambien creo que el PSOE en lugar de entrar en separatismo si o no, debe de dejar claro que es de izquierdas y atraer a la gente por un programa de idem.
ResponderEliminarMarian