La patética imagen que ayer ofreció Mariano Rajoy en la rueda de prensa posterior a su fugaz reunión con la canciller alemana Angela Merkel, da una idea precisa del momento que vive España y del descrédito y hasta de la irrisión internacional en que nos ha sumergido el Gobierno del Partido Popular que presuntamente encabeza Rajoy.
Las preguntas de los periodistas españoles y alemanes fueron incisivas, como no podía ser menos, y se vio a Rajoy sufrir en las respuestas, nervioso y contradictorio, al punto de llegar a reconocer que "algunas" informaciones publicadas en la prensa estos días sobre corrupción en su partido eran ciertas, tras haberlas calificado de completamente falsas en la frase anterior. Tics faciales y gestos descontrolados -el bolígrafo "disparado" hacia Angela Merkel es digno de ser estudiado en seminarios de comunicación no verbal-, hablan a las claras de un Rajoy más que incómodo, desbordado por la situación. Incapaz de salirse de las tres o cuatro frases manidas que le han grabado los asesores en el cerebro, se aferró a la "lucha contra el paro juvenil" como único eje de un discurso robótico hasta la exasperación, por lo programado e impersonal.
Tener que hacer frente a la prensa fue un mal trago para Rajoy. Pero sobre todo se convirtió en una pieza acusatoria en contra suya, pues es obvio que en las respuestas mintió de manera reiterada y bellaca, apenas unas horas después de que EL PAIS publicara nuevas entregas de estadillos que demuestran que Mariano Rajoy fue el que más veces cobró esos sobres con dinero negro en el PP, ya que en la contabilidad B del partido se contabilizan 30 entregas a su nombre: directas a su bolsillo por importe de 320.000 euros, y otros 33.000 euros por el concepto "trajes y corbatas". De donde el probo Mariano Rajoy, que hace unos días aún insistía en que él jamás había cobrado un euro en negro "ni en el partido ni en ninguna otra parte" (sic), ha resultado ser el mayor ladrón en una cueva de avezados ladrones.
Todo ello el mismo día en que el diario madrileño demostraba como la trama Gürtel ha pagado decenas de miles de euros de viajes, comuniones de sus hijos y otras fruslerías por el estilo de la ministra de Sanidad, Ana Mato. Entre esos gastos pagados religiosamente por Gürtel y relativos en concreto a la celebración de un cumpleaños infantil de un hijo de Mato, hay apuntados 5.000 euros dilapidados en confetti. Y ello mientras se cierran servicios de urgencias médicas, se clausuran plantas enteras en hospitales y se despide a miles de miembros del personal sanitario. Es insoportable que Ana Mato siga como ministra del Gobierno; en realidad, es insoportable que semejante corrupta sinvergüenza siga en libertad.
El periodista de EL MUNDO que firma la mayoría de artículos de ese diario sobre el caso PP, decía hace un par de noches en Intereconomía que "Lo que se ha publicado hasta ahora sobre este asunto es solo una parte minúscula" de la realidad. Va a seguir aflorando, no lo duden, probablemente durante años. Nos esperan nuevas revelaciones asombrosas, que finalmente nos explicarán cómo este país ha llegado a la sima en la que ha caído, quiénes nos han llevado a ella y qué beneficio han extraído de esa actividad delictiva.
Mientras tanto y como le recuerda hoy a Rajoy la prensa mundial en general y la alemana en particular, el escándalo va a seguirle allá donde vaya anteponiéndose a cualquier otra consideración. Bastaba ver la cara con la que Angela Merkel miraba a Rajoy durante la rueda de prensa de ambos para darse cuenta de cúal es su opinión sobre Mariano Rajoy y su pandilla de mangantes.
Aquí sin embargo, el aparato intoxicativo en el que el PP ha convertido los telediarios de TVE llegaba al patetismo más idiota al afirmar que "Rajoy y Merkel preparan juntos el próximo Consejo de Europa". Como si con la que está cayendo el actual Gobierno español pudiera interesarle a algún organismo europeo que no sea Interpol.
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