El fin del mundo está a la vuelta de la esquina. O casi

Unos astrónomos cuya nacionalidad no recuerdo pero que necesariamente tienen que ser norteamericanos -pronto entenderán por qué-, acaban de darnos la peor noticia del año y acaso del milenio: el mundo, el Universo que conocemos, se acaba. Como lo leen. Señoras y señores, busquen pareja de inmediato, que la orquesta va a empezar a tocar la última pieza y después de ella no va a ver literalmente ni dios para filmar este Titanic galáctico que se avecina.

La cosa va a consistir en un choque tremebundo, sideral, entre la Vía Láctea y otra galaxia, creo que Andrómeda. El castañazo será tal que el Universo entero corre peligro de irse a tomar viento. Lo seguro es que nuestra región galáctica quedará hecha fosfatina, según aseveran los expertos mencionados. Así que ríanse ustedes de la crisis de Bankia, de la estulticia de Mariano Rajoy, del retorno del ladrillo depredador a las costas españolas y hasta de las predicciones sobre el euro de Paul Krugman: todo eso es una filfa insustancial, comparado con la mayor catástrofe que Dios Padre haya presenciado desde que el Big Bang estuvo a punto de cortarle la digestión de la paella dominical que se acababa de zampar (se supone que si empezó a a crear el Universo un lunes es porque antes había un domingo, digo yo).

Olvidaba decirles que para el evento anunciado faltan por pasar, al decir de esos astrónomos, unos cuatro mil millones de años. Si, ya sabemos que el tiempo vuela, pero cuatro mil millones de años es un plazo que invita sino a la despreocupación sí al menos a cierto distanciamiento. Una cosa como cuando Rajoy decía aquello de que el cambio climático era un asunto que según ese primo científico que dice tener - y que seguramente estudió junto con los astrónomos norteamericanos citados en este post-, difícilmente ocurrirá antes de cien años; y ya se sabe, antes de cien años todos calvos, incluso José María Aznar, que aún peina amorosamente un tupé que para sí quisieran algunas estrellas del hard-rock.

Bueno, pues lo dicho, que si dentro de cuatro mil millones de años el mundo no se acaba, me van a oír. Espero que en ese caso alguien abra un grupo en Facebook para recriminar a esos patanes con telescopio su error, y para pedir a las autoridades competentes que de una puta vez por todas corten los fondos públicos con los que se alimentan "descubrimientos" por el estilo. Yo me apuntaría de inmediato a ese grupo y a la denuncia.

En la imagen que ilustra el post, la Tierra vista desde la superficie de la Luna, según una antigua fotografía de la NASA.