jueves, 10 de mayo de 2012

España, monarquía bananera


En una España que viene de sufrir 40 años del régimen más corrupto de la historia europea cual fue el franquismo (descontando eso sí a la central romana de la secta vaticana, obviamente), lo cierto es que hay que reconocerle al Partido Popular (PP) el mérito de sorprendernos cada mañana con nuevos hitos en materia de corrupción.

Dejemos por ahora a Gurtel, Camps, Jaume Matas, el marido de Cospedal, la familia de la Vicepresidenta Sorayita y las decenas de asuntos que implican a dirigentes del PP en toda clase de tramas, simonías, enchufismos y aprovechamientos varios a título particular del presupuesto público. Y es que en un solo día tenemos casos nuevos cuyo  nada presunto descaro convierten, en comparación con sus protagonistas, a los Correa, el Bigotes, Pablo Crespo y los sucesivos secretarios de finanzas del PP, de Naseiro a Bárcenas, entre muchos otros casos, en casi honestos y entrañables políticos y empresarios.

Veamos, como le dijo el ciego al Lazarillo de Tormes. Resulta que el consejero de Turismo de la Comunidad de Baleares no contento con vivir en pecado con uma mujer con la que no está casado (¡qué ejemplo, Dios mío!),  la ha contratado como asesora de su departamento. El consejero se llama Carlos Delgado y dice de su barragana, una tal Lourdes Reynés que "es periodista, habla cinco idiomas y me gustó su currículum". Seguramente hay otras cosas de ella que le gustan todavía más que su curriculum, pero como excusa puede pasar: la carne es débil, sobre todo cuando determinado miembro se exalta, ustedes ya me entienden. Lo que verdaderamente da asco del asunto es la jeta de Delgado, al decirle a la prensa que "volvería" a nombrar a su pareja porque "ahorra dinero" y es "un paso más en su política de austeridad". Según afirmó el consejero, la contratación de su "novia" o lo que sea la señora  "no le supone ningún problema" al presidente balear, José Ramón Bauzá, porque ya se esperaban que se diera el revuelo mediático. Qué sagaces, Delgado y el presidente balear.

O sea que ya saben, si tienen ocasión enchufen a su novia, amante, amiga o incluso santa esposa allá donde puedan: no solo estarán reforzando la economía familiar, sino que además contribuirán a ahorrar dinero a los ciudadanos que pagan impuestos (todavía quedamos unos cuantos, aunque parezca mentira) y reforzarán la política de austeridad de nuestro Gobierno.

El segundo caso es también de toma pan y moja. Según El País de hoy, acaba de descubrirse que otro consejero autonómico "popular", este de Extramadura y llamado Francisco Fernández Perianes para más señas, luego de prohibir las visitas médicas en la Sanidad Pública extremeña por las tardes "para ahorrar", pasa consulta privada -es oftalmólogo- en la localidad de Elvas, en Portugal. Por las tardes naturalmente, que por las mañanas el doctor ejerce, presuntamente, de consejero de Sanidad de Extremadura. ¿A que lo del tipo que enchufa a su amiguita como asesora de su departamento casi les parece disculpable, al lado de lo de este sinvergüenza?.

Y en fin, la traca valenciana de la semana no tiene que ver en esta ocasión con Gurtel, la visita del Papa, el circuito de Fórmula Uno, la Ciudad de las Artes y el Ladrillo y promociones internacionales vía paraísos fiscales de la marca España semejantes. Afecta nada menos que al Poder Judicial de este país, encarnado en esta ocasión en la carne mortal y el espíritu seráfico de don Carlos Dívar, excelentísimo y reverendísimo Presidente del Consejo del Poder Judicial, Presidente del Tribunal Supremo y eximio miembro del Opus Dei. Pues nada, pasa que un vocal del Poder Judicial, el juez Gómez Benítez, le acusa de malversación de fondos públicos, una fruslería.

Resulta que según contaba ayer El País, don Carlos Dívar, católico, apostólico, romano, partidario de la familia, de la vida, de la impunidad del franquismo y en fin, de cuanta farfolla ideológica definen a un juez de extrema derecha español, se lo pasa de puta madre los fines de semana viajando a Málaga y Marbella, alojándose en hoteles de lujo y comiendo en los restaurantes más caros, en compañía de una persona que al parecer tal vez no merecería la bendición de San Josemaría Escrivá de Balaguer. Dívar se desplaza además con un lucido séquito de acompañantes, escoltas y demás tropa que suele arropar a estos altos personajes. 

El señor Dívar, por ejemplo,  factura sus cenas íntimas en restaurantes de lujo con esa misteriosa persona acompañante como "cenas protocolarias o de representación". Resulta además que en las dos únicas ocasiones en que en dos años acudió a actos relacionados con su cargo en Málaga, los gastos estaban cubiertos por los organizadores, pero él siguió facturando gastos. El denunciante de este escándalo, el vocal Gómez Benítez, califica los hechos como propios de una "monarquía bananera". La referencia a la fruta tropical no está desencaminada, pues entre otras sinecuras por el morro los miembros de las más magistraturas judiciales gozan al parecer de lo que según el diario  ellos mismos denominan "semana caribeña", es decir de fines de semana que duran cuatro días, de jueves a domingo, trabajando -o al menos presentándose en sus despachos- tres días por semana. Eso cuando no están de en viaje por congresos, reuniones o simplemente en "cenas de representación" con su asesor/a. Perdón, me confundí el de la asesora es el consejero balear de Turismo... ¿o era el justiciero numerario del Opus?

En la imagen que ilustra el post, una imagen de las calles de Marbella, donde el casto presidente del Consejo del Poder Judicial español culmina sus "semanas caribeñas".

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