miércoles, 7 de marzo de 2012

Operación Campeón: el pudridero gallego de la derecha española


La propaganda mediática de agitación política y social que practica la derecha española lo puede casi todo, aunque en algunas ocasiones el despropósito que intenta es de tal calibre que les acaba explotando en la cara a los inventores. Algo así ha sucedido con la ya famosa Operación Campeón, que investiga una trama de corrupción vinculada a altos cargos de la actual Xunta de Galicia (obviamente, miembros del PP), que en su momento se intentó colgar a la espalda de José Blanco, el hasta hace poco todopoderoso apparatchik del PSOE, primero como secretario de Organización y luego como vicesecretario general del partido amén de ministro de Fomento con Zapatero.

A Blanco han intentado endosarle un asunto cuyos verdaderos implicados son bien conocidos en Galicia desde hace tiempo y a los que hay que buscar en la otra orilla, como diría el inefable Julio Anguita. Y es que en el chapapote de dinero corrupto repartido por la trama que giraba alrededor del empresario Jorge Dorribo, quienes hozaban como gorrinos satisfechos eran dirigentes y cargos públicos del PP regional y no otros como se ha intentado hacer creer. Descubierta la trama en vísperas de las elecciones generales, alguien debió sugerirle a Dorribo que si quería salvar la cabeza implicara a José Blanco, como un medio de salpicar al PSOE y desviar la atención de los verdaderos responsables. Ya entonces supimos que Blanco se había negado a recibir en su despacho oficial a Dorribo, y en cambio el presidente gallego, Núñez Feijoó (PP) hubo de reconocer públicamente que había mantenido numerosas entrevistas con él en el suyo. Luego salió por arte de magia la historia del primo de Blanco y la rocambolesca entrevista entre éste, el primo y Dorribo en una gasolinera. Está claro que las pocas luces de José Blanco les han venido de perillas a los urdidores del engaño mediático, mientras que la astucia del presidente gallego le ha llevado a escurrir el bulto hasta ahora mismo.

Ocurre sin embargo que hoy, el diario El País destapa todo el embrollo y pone a cada cual en su sitio, y ello a la luz incontestable de las diligencias judiciales efectuadas por un juzgado de Lugo. Resulta que hasta siete altos cargos de la Xunta de Galicia (gobierno autonómico, con mayoría absoluta del PP) están imputados oficialmente en el caso. También, que el gobierno gallego "concedía ayudas a fondo perdido y otorgaba contratos de obras a las sociedades del industrial lucense (Dorribo), quien no solo tenía acceso al despacho de Feijóo, sino que se jactaba de su influencia sobre el presidente y sobre otros consejeros de su Gabinete". Atención, relean: el cabecilla de la trama alardeaba en público de su influencia sobre Núñez Feijóo y siu gobierno... blanco y en botella, ya saben.


La trama corrupta la reventaron investigadores de la Agencia Tributaria, que filmaron y fotografiaron al  "exdirector del Igape, instituto de crédito de la Xunta, a la puerta del mismo hotel tras tratar con Dorribo (empresario corruptor) y Cobián (diputado del PP a sus órdenes) el pago de las ayudas", entre otras reuniones. Del ahora ex diputado Cobián se dice que "gestionó una entrevista del presidente gallego con Dorribo en el despacho de Feijóo. Fue el 14 de octubre de 2010. En las siguientes semanas, el Gobierno gallego concedía a través de su instituto de crédito, el Igape, cuatro millones de euros a una sociedad de Dorribo, Nupel, para un proyecto de fabricación de medicamentos en formato unidosis. Las diligencias judiciales permiten deducir que Cobián cobró al menos 75.000 euros de la trama por esta y otras gestiones, que se extendieron a muchas actuaciones que afectan sobre todo a las consejerías de Infraestructuras y de Sanidad".

Así que mientras las lumbreras económicas del PP nos prescriben austeridad presupuestaria y recortes en los servicios de salud públicos, sus cargos públicos favorecen los intereses de empresarios sin escrúpulos con cargo a los presupuestos públicos y a cambio de suculentas comisiones. Esta es la verdadera faz de la derecha extrema/extrema derecha española.

La trama tenía amplitud de horizontes, y se interesaba por ejemplo en la promoción untada de las obras públicas. Dice El País que en una de las reuniones aparece nada menos que la constructora Ferrovial; una  semana más tarde de celebrada ésta, un hombre de Dorribo "recibió la llamada de la directora general de Infraestructuras, Ethel Vázquez, para comunicarle la firma de un contrato para una carretera en Moaña (Pontevedra), y le solicitó un favor electoral: que avisara del inminente inicio de las obras al candidato del PP a la alcaldía, en vísperas de las municipales de 2011".

Más "Los pinchazos telefónicos transcritos en el sumario apuntan a que el entonces diputado del PP (Cobián) era para el entramado de Dorribo un auténtico conseguidor de subvenciones y obras en el Gobierno gallego. Según los investigadores, Cobián hizo de intermediario en al menos 11 contratos de obras, además de la subvención de Nupel. El levantamiento del secreto sumarial da las primeras pistas de las razones de la imputación de siete cargos de la actual Xunta —el exdirector, el exsubdirector y una responsable de área del Igape y cuatro cargos de la consejería de Infraestructuras, dirigida por un hombre fuerte del Gobierno de Feijóo, Agustín Hernández".


Entre los cargos públicos implicados por la juez de Lugo que lleva el caso aparecen "la exconsejera de Sanidad, Pilar Farjas, ahora secretaria general del Ministerio de Sanidad", a la que se relaciona directamente con Dorribo. Finaliza el diario madrileño apuntando que "la otra puerta de entrada de la Xunta para el entramado corrupto era el ente Portos de Galicia, de la Consejería de Mar, con el que Dorribo gestionaba la concesión del centro de revisión y reparación de bateas cuando las primeras detenciones judiciales frustraron el proyecto".

Efectivamente, blanco y en botella: corrupción generalizada en la Xunta de Galicia. El futuro de la prometedora carrera política de Núñez Feijoó queda pues seriamente amenazado ante la evidencia de que Gürtel no es una red de corrupción, sino un estilo congénito en el Partido Popular de saquear las Administraciones públicas que se extiende a toda España. Todo presuntamente, faltaría más.

En la fotografía que ilustra el post, el presidente de la Xunta de Galicia (gobierno autonómico regional gallego), Alberto Núñez Feijoó(PP).

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