Recibo un correo electrónico de Comisiones Obreras recordándome que hoy es el Día de la Mujer Trabajadora y lo mal que están las cosas para las mujeres trabajadoras en este país, españolas o inmigrantes. Razón tienen de sobra. Están tan mal las cosas para ellas que hasta les han robado su día, convertido oficialmente desde hace algún tiempo en el Día de la Mujer a secas, y al parecer desde este mismo año, por lo que se ve y se lee en los medios, en un vaporoso e inconcreto Día de las Mujeres. El neoliberalismo no descansa en esto de vaciar las identidades obreras, en este caso con la colaboración inestimable del estúpido buenismo clasemediadizador zapaterista, que fue el primero en amputar el calificativo "trabajadora" a la celebración de la jornada en España, para ponerla así en sintonía con las corrientes ideológicas en boga en estos inicios del siglo XXI.
Mujeres trabajadoras haberlas haylas aunque cada vez menos, del mismo modo que cada vez quedan menos trabajadores masculinos, y todo gracias a las medidas para favorecer la creación de empleo que toman nuestros emprendedores locales y los sucesivos Gobiernos que nos rigen desde el inicio de la famosa crisis, este fabuloso tocomocho global mediante el que la economía real ha sido evaporada y sus fondos traspasados a los bolsillos de los selectos canallas que juegan al bingo con nuestro dinero, alimentando el Gran Casino financiero especulativo mundial. En realidad las mujeres trabajadoras llevan la peor parte en este negocio y en otros, ya que además de trabajar en peores condiciones que los varones y percibir salarios y servicios peores que sus compañeros, a menudo han de soportar además en solitario el peso de cuidar y sacar adelante a su familia, y en no pocas ocasiones sufrir en casa las agresiones de toda clase de un compañero frustrado, asustado y lleno de ira mal canalizada contra el sistema y sus beneficiarios, sentimientos que acaba descargando sobre el eslabón más débil: la mujer que está a su lado.
Recordemos en fin que esta jornada conmemorativa comenzó porque un empresario especialmente emprendedor y celoso de sus beneficios pegó fuego a la fábrica que le habían ocupado durante una huelga sus trabajadoras/esclavas, en aquellos años dorados del siglo XIX por los que suspiran tantos emprendedores patrios y a los que nos están retrotrayendo legalmente los políticos a su servicio. En resumidas cuentas, las cosas están tan crudas para las mujeres trabajadoras que si ahora mismo no están ardiendo fábricas con huelguistas dentro, es más que nada porque ya apenas quedan fábricas donde encerrarse y ser quemada viva. Todo un avance en las relaciones laborales, como pueden ver.
En la fotografía que ilustra el post, una jornalera trabaja bajo las carpas de plástico donde se producen todo el año cultivos hortofrutícolas y los trabajadores inhalan toda clase de pesticidas bajo un calor y humedad agobiantes.
Joaquim, normalmente eres un tipo brillante en tus textos, pero este va a ser difícil superarlo. Me copio un cacho y lo envío a unas cuantas interesadas. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Marta, celebro que te haya gustado. Otro para tí.
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