domingo, 11 de marzo de 2012

El PP vuelve a acosar a las víctimas del 11-M


Una de las mayores indecencias públicas de la derecha española es su secuestro de cuanto tenga que ver con el daño humano causado por el terrorismo. Bien, en realidad, no por todo el terrorismo, solo por aquél que le sirve para hacer agitación social en la calle y engordar sus resultados electorales. Así, mientras manipulan todos los días los ochocientos muertos producidos por ETA intentando hacer creer que todos ellos son suyos -lo que resulta una mentira bien asquerosa y fácil de desenmascar-, olvidan, ningunean y silencian la memoria de los cientos de miles de víctimas del régimen a cuyas tetas ha crecido política y económicamente esta derecha tan presuntamente constitucional pero en realidad franquista hasta el tuétano que pretende pastorearnos como si fuéramos ganado.

Hoy, 11 de marzo, octavo aniversario de los atentados del 11-M, la derecha española y la jauría mediática a su servicio vuelven a insultar la memoria de los muertos, los heridos y los familiares de las víctimas, al intentar usar la efeméride para sacar ventaja en la lucha por afianzarse en un poder cuya solidez empieza a resquebrajarse, a pesar de la mayoría electoral absoluta que obtuvieron hace tres meses. Para intentar acallar  las voces de las víctimas, agrupadas desde el primer momento en la Asociación de Víctimas del 11-M que preside Pilar Manjón, el Partido Popular fabricó ex profeso una fantasmal sección de su Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), ese grupo de agitación ultraderechista que actúa en kale borroka ideológica siempre que la derecha necesita ocupar la calle para evitar las protestas realmente populares. Pero la iniciativa devino un fracaso, pues la presencia de la AVT entre las víctimas del 11-M es mínima, a pesar de las subvenciones oficiales millonarias de entes públicos como la Comunidad de Madrid y otras instancias gubernamentales y de la parapolítica. 

Por su parte, la Asociación de Víctimas mayoritaria lleva años denunciando la persecución de que la hacen objeto los medios reaccionarios afines al PP y la existencia de una activa conspiranoia política y judicial impulsada por este partido. Esta misma mañana, Pilar Manjón denunciaba en los micrófonos de la Cadena SER cómo desde que el PP consiguiera en las últimas elecciones municipales controlar los ayuntamientos del corredor del Henares, donde tuvieron lugar los atentados del 11-M, su Asociación ha visto rescindidos los convenios y negadas las magras ayudas que percibían. Más allá todavía de la asfixia económica, desde que el PP ganó las elecciones generales en noviembre último, el cerco, caza y eventual destrucción de la Asociación de Víctimas mayoritaria se ha convertido, al parecer, en un objetivo de Estado. Al cabo, si los atentados del 11-M sucedieron fue precisamente por causa de la política internacional sostenida por el gobierno del PP que encabezaba Aznar en 2004, así que no es estraño que la existencia de una organización de víctimas no sujeta a las directrices derechistas moleste tanto que se la quiera aniquilar, para que deje de incordiar y sobre todo para evitar que con su existencia siga dando testimonio de lo que verdaderamente sucedió y de quiénes son los responsables de que aquello pasara.

Y es que en aquellos trenes de los suburbios madrileños que volaron por los aires hoy hace ocho años no iban empresarios, banqueros, especuladores, politicastros, periodistas a sueldo, militares, obispos ni guardias civiles: iban trabajadores y estudiantes, españoles e inmigrantes. Carne obrera, en suma, barata y fácil de substituir gracias a iniciativas como la Reforma laboral actual, entre otras. Es natural por tanto que su memoria le importe una mierda a la derecha española y a sus mamporreros mediáticos y sociales, sino es para manipularla en beneficio de sus más espúreos intereses.

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