miércoles, 16 de enero de 2013

Sin corrupción no hay privatización


Un (ir)responsable político llamado Güemes (PP) adjudica a dedo -"concesión administrativa", lo llaman- un servicio público sanitario esencial, las pruebas analíticas de los usuarios, a una compañía privada en cuyo Consejo de Administración entra dos años después, luego de dejar la política, y no pasa nada. Bueno, finalmente ha tenido que olvidarse del momio y salir por piernas, pero el tipo se va de rositas y con la chulería marca de la casa.

Cospedal, Aznar y Rato figuran entre los dueños de Capio, el privadídisimo oligopolio que como en una ascensión a los Cielos digna del partido nazi alemán, aspira a conquistar primero la sanidad madrileña, luego la española y seguramente después la mundial.  Todos ellos son Padres y Madres de la Patria y líderes del Partido Peligroso (PP), también conocido como Partido Gürtel o simplemente, Partido Popular, un nombre este último de mucha risa.

Las Comunidades Autónomas de Catalunya y Madrid, regidas por gobiernos ortodoxamente neoliberales, se entestan en el repago sanitario hasta el extremo de imponer un euro por receta como recargo porque sí, porque ellos lo valen. Cuando el Tribunal Constitucional tumba semejante cabronada, el portavoz del Govern catalán aúlla que nos están matando, y que pronto "no nos dejarán ni respirar en catalán". Este tarado, de apellido Homs (CiU), debería explicarnos inmediatamente cómo rayos se respira en catalán (o en español, o en swajili), ya que Homs debe saberlo: no por nada forma parte de un gobierno de bandoleros que nos está asfixiando vivos -en catalán, eso sí- a quienes tenemos la desgracia de ser súbditos de la mierda de país sobre el que ejercen su satrapía, al que están destruyendo/construyendo con el imprescindible apoyo de unos republicanos de guardarropía (ERC), que menean banderitas con estrellas para que no veamos como sus socios en la Generalitat van asesinando derechos sociales conquistados con sudor y sangre durante generaciones.

En una región de la España profunda llamada Castilla-La Mancha, la sàtrapa local, de apellido Cospedal, gran jerifalte del PP en calidad de secretaria general del partido por más señas, deja a cien mil ciudadanos, en su mayoría personas mayores habitantes de poblaciones rurales, sin servicio nocturno de urgencias, por considerar que se hace poco uso de esos servicios y que mejor no pagar por algo que estadísticamente atiende a poca gente. En definitiva, para Cospedal es más importante dejar de gastar unos euros en sanidad pública que salvar la vida de los pueblerinos pobretones de la región que (des)gobierna, viejos que además cobran pensiones del Estado y gastan un dineral en medicamentos para sus achaques, o eso dicen desde las áreas gubernamentales y sus altavoces mediáticos. Una vuelta de tuerca más a una política criminal: en España están empezando a morir personas por falta de asistencia sanitaria o al no poder continuar tratamientos contra enfermedades que no pueden sufragarse de su bolsillo. De aquí a no mucho las cifras de fallecidos pueden ser espeluznantes.

Esta zorra que responde por Cospedal es la misma individua que tiene doce policías vigilando su despampanante mansión y acompañándola a todas partes, naturalmente pagados con cargo a nuestros impuestos. Como decía hace un par de noches el periodista Miguel Ángel Aguilar en la SER, aplicando a Cospedal su mismo argumento debería retirársele de inmediato la escolta, ya que no hay constancia de que nunca haya sufrido ningún incidente como robo o intento de agresión, por ejemplo. Eso sí, hace unos días la misma Cospedal tuvo a bien informarnos de que cuando deje sus cargos políticos no mantendrá "sus privilegios" (sic). ¿Pero quién leches se habrá creído que es esta cateta insufrible?.

Al lado de la finca de Cospedal, en Extremadura, hay otro Gobierno regional del PP, éste con la particularidad de tener como monaguillos a los capitostes locales de Izquierda Unida (IU), que tienen concertado con el PP un pacto de apoyo parlamentario. Ni el congreso regional de la organización ni la dirección española de la coalición que lidera el PCE han conseguido que sus camaradas extremeños renuncien a seguir apoyando las políticas de la derecha extrema/extrema derecha española en Extremadura. Seguro que su imprescindible colaboración con ellas no es gratis, pues en caso contrario sería para internar en un psiquiátrico a toda la dirección de IU en Extremadura.

¿Qué tiene la política española que todo lo corrompe?.Pues precisamente lo que reivindicaba Güemes ayer en la radio, al defender la "permeabilidad" (sic) entre lo público y lo privado: esa patente de "legitimidad" incluso honorable que tiene el servir los intereses del capitalismo corrupto y corruptor desde dentro de la política para luego beneficiarse en persona de esa colaboración  una vez se deja la esfera pública. Anque también los hay impacientes que no esperan a salir de la política para recoger el fruto de sus desvelos: véase los innumerables casos tipo Jaume Matas (PP Mallorca), Francisco Camps ((PP Valencia) y la teleraña Gürtel y subredes asociadas, en su momento encabezadas operativamente por sucesivos tesoreros "nacionales" del PP, consustancial con la estructura financiera y organizativa interna del partido en toda España e implantada en todas las Administraciones controladas por el partido/parásito español.

La corrupción es lo que tiene: además de crear empleo, como dibujó premonitoria y genialmente El Roto en una de sus viñetas hace algunos años, facilita la escalada económica y social de mindundis como los mencionados en este post y de otros muchos que están en la mente de todos, gentecilla que se prestan gustosos y remunerados a favorecer el triunfo de lo privado tras el saqueo de lo público.

Es la única explicación posible para el hecho de que pobres diablos como Güemes, Cospedal, Homs y toda esa tropa (¡joder qué tropa!, como diría Romanones)  hayan llegado donde han llegado.

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