Los retazos de incultura general atesorada por la mayoría de españoles y captados por un servidor de ustedes allende nuestras fronteras, no dejan nunca de asombrarme y de dejarme boquiabierto ante la burricie y la caspa que transmiten. Dos breves muestras a continuación.
Primera: martes 31 de julio, sobre las once de la mañana. Playa de Arromanches, llamada Gold Beach en la jerga en clave del Desembarco de Normandía, a unos metros escasos del Museo del Desembarco (Baja Normandía, Francia).
Un niño español de unos ocho o nueve años pregunta a su padre treintañero qué pasó allí. Respuesta del padre:
- Pues que los alemanes habían invadido todo esto, y entonces vinieron los americanos y hubo una guerra en este sitio y eso.
Un prodigio de síntesis, como pueden ver. ¡Y pensar que se han escrito miles de libros sobre el tema, qué cantidad de papel malgastado!
Segunda: domingo 5 de agosto, sobre la una de la tarde. En la pista que conduce a Mont Saint Michel (Baja Normandía, Francia). Lógicamente a esta hora hay marea baja, y alrededor del peñasco sobre el que se eleva el monasterio y de la carretera de acceso a este puede verse una enorme extensión de campos de arena húmeda encharcados, que en realidad son fondos marinos al sol.
Otro chaval español, este casi adolescente, pregunta a su papá cuarentón por qué hay tanta agua allí. Respuesta del progenitor:
- Es que debe haber un río cerca de aquí.
Efectivamente, cerca hay un río muy grande y con mucha agua: se llama Océano Atlántico.
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