En vista de la que esá cayendo en materia económica y social en este país y como que ya ha acabado la temporada de la Liga de Fútbol (bendito sea Dios), el Gobierno español busca desesperadamente nuevos motivos de entretenimiento para el personal. El patriotismo de garrafa siempre es un recurso agradecido, y ahí ha estado Esperanza Aguirre azuzando a la extrema derecha política y mediática contra los seguidores vascos y catalanes asistentes a la final de la Copa del Rey celebrada en "su" Madrid hace un par de días.
Pero como que el escándalo de Bankia crece por horas, la prima de riesgo no afloja un segundo, las facturas escondidas en los cajones de las Comunidades autónomas gobernadas por el PP afloran por todas partes y el rescate europeo de la banca española ya le parece un mal menor hasta al tertuliano neoliberal más fanático, hay que subir la dosis para que la población quede catatónica por completo de una vez por todas. Para ello, nada como una buen regüeldo patriótico político-mediático a costa de Gibraltar. Y es que desde hace tres siglos, ese peñasco al sur de Iberia constituye el santo y seña del patriotismo español, la quintaensencia del irredentismo de la extrema derecha carpetovetónica. Subir la tensión con Gibraltar suele dar buenos dividendos políticos a corto plazo a cualquier Gobierno español, de Franco a Rajoy y ustedes perdonen por la redundancia, aunque luego hayan de envainársela pues a ver quién es el imbécil que nos mete en un conflicto bélico con Gran Bretaña por esa roca de mierda cuya "soberanía" -signifique lo que signifique ese palabro- importa en realidad un carajo, sobre todo comparando con magnitudes como el fraude fiscal o el blanqueo de dinero que los ricos y emprendedores empresarios e inversores españoles hacen a través de la colonia de Su Graciosa Majestad británica.
Bueno, pues ahora resulta que el PP está atizando un conflicto en ese barril de pólvora solo por ocupar espacio en los medios fingiéndose los más resueltos defensores de los intereses españoles y olé. Desde hace unos días el Ayuntamiento de Algeciras, gobernado por el PP, está incitando al parecer a los pescadores de ese pueblo para que se adentren en aguas que las autoridades coloniales de Gibraltar consideran propias. Para redondear la provocación, los pesqueros infractores van acompañados por lanchas de la Guardia Civil. Cabe preguntarse quién ha dado la orden a la Benemérita para participar en la fiesta; probablemente el mismo irresponsable que envía los pesqueros por delante. Y es que en el trasfondo está el acuerdo pesquero que se está negociando con los gibraltareños hace tiempo. Los pescadores del cercano puerto de La Línea, gobernado por el PSOE, aguardan el resultado de las negociaciones y critican a sus colegas de Algeciras por pretender forzar la situación.
Dice El País hoy que "los incidentes no solo han dividido a los pescadores de Algeciras y
La Línea, también han provocado el choque de sus alcaldes. Los marineros
de La Línea consideran que “la actitud de los barcos algecireños es una
provocación”, ya que los 53 pesqueros linenses se han mantenido sin
faenar en las aguas en conflicto a la espera de un acuerdo con
Gibraltar, mientras que los de Algeciras se desmarcaban de esta opción". A pesar del protagonismo informativo que han adquirido, los barcos algecireños son menos de la mitad que los de La Línea.
Estamos pues ante algún idiota con mando que está jugando a aprendiz de brujo sobre la misma raya más allá de la cual que puede comenzar un incendio de consecuencias incalculables. Imaginen un incidente armado entre las patrulleras gibraltareñas y las españolas. Imaginen que la Guardia Civil se extralimita en sus funciones "de protección", y recibe a cambio un zambombazo de la Armada británica. ¿Se acuerdan de Perejil? Aquello acabó en nada porque EEUU intervino a tiempo y sacudió un par de capones a las partes enfrentadas antes de que llegara la sangre al río. Pero la Royal Navy no es una lancha neumática ocupada por un puñado de gendarmes marroquíes mal armados, ni probablemente el Gobierno de Londres haría mucho caso a los mediadores norteamericanos; ellos, los británicos, también tienen una brutal crisis económica que esconder a sus ciudadanos y conocen asimismo el valor del patriotismo en estas situaciones.
En la fotografía que ilustra el post, pesqueros españoles faenando en aguas de Gibraltar a unos cientos de metros del puerto británico, en fotografía de la Agencia EFE publicada por Heraldo de Aragón.
"de Franco a Rajoy y ustedes perdonen por la redundancia" jejeje....¡Perdonado!
ResponderEliminarYa está bien de tanta tonteria con el Peñón, cada vez que quieren disimular lo importante: Ahora es lo que nos han robado en Bankia.
El Peñón a quien mas importa es a los monos.
Salud
Marian
A parte de lo absurdo de enfrentarse por un banco de peces, y lo viejo que resulta azuzar el patriotismo/nacionalismo de baja ralea en tiempo de vacas flacas, la España "Imperial" se daría de frente con el todavía poderoso Reino Unido... vamos, una charlotada para distraer al personal de las fechorías financiero-gubernamentales de estos tiempos.
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